Si, se acaba agosto y no hemos salido de vacaciones… aún.
Cuando la mayoría de los madrileños huían hacia la costa yo me fui unos días a la capital, con ordenador bajo el brazo para seguir trabajando, y muchas ganas de compartir gratos momentos.
Y así fue, pasamos de maravillas, como todas las veces que estamos físicamente juntas, y decidimos hacer alguna escapada de fin de semana.
Y ahí seguimos a contra corriente. En vez de ir al norte, sur u oeste, como la mayoría, decidimos ir al este, cerca de la frontera con Portugal y a una ciudad que yo no conocía: Salamanca.
Fue un fin de semana genial, a pesar de la lluvia del último día, lo cual hasta le dio un toque de romanticismo. Despejamos la cabeza cambiando de aire por esas horas y conseguí mantener mi promedio de 200 fotografías diarias.
Ahora, ya de vuelta en la casa del suroeste, solo puedo pensar en cuantos días quedan para compartir más de esos momentos con ella…
Ah, y la primer foto está ahí porque si y listo, jeje. Es que esto de ir de copilota da para ver mucho cartel en el camino y que vuele la imaginación :)