¿¿¿Incoherente o gilipollas???…

…es la pregunta que nos quedó dando vueltas en la cabeza después de lo que les voy a contar.

Era un Domingo por la tarde, recorríamos las calles de una zona costera de la cual recuerdo muy bien su nombre pero no pienso desvelar (por eso de mantener un poquito la intimidad, ¿vio?), sol, buena compañía, musiquita y ya camino a casa.

Circulábamos por la senda izquierda, con algo de tránsito, lógico a esa hora, pero sin inconvenientes hasta que… se atascó la senda derecha porque un coche, tres posiciones delante nuestro, se detuvo en doble fila.

El primer coche detrás de él puso intermitente, se movió lentamente a la izquierda y pasó sin invadir totalmente la otra senda por lo cual el tránsito continuó, más lento pero continuó.

El segundo coche, pone el intermitente e intenta inmediatamente posicionarse en la senda izquierda. Claro está que no previó que esa senda estaba ocupada, ¿y por quién?, ¡por nosotras!, ¡obvio!.

Frenamos y el chico que conducía ese vehículo, camioneta símil a la de la foto pero color negro, comienza a “hablarnos” desde su ventanilla.

Como iba de copiloto y no me gusta ser descortés, para escucharlo descendí el vidrio de la ventanilla y quedé totalmente impresionada de la capacidad de incoherencia que tiene este muchacho. Como ejemplo pongo el comienzo de  la conversación:

chico: ….no podes hacer eso!

yo: el que no puedes poner intermitente y girar en el mismo instante eres tú, sobre todo porque nosotras ya estábamos pasando

chico: eso no es cierto!, ustedes estaban ahí atrás (señalando su rueda trasera!!!)… ¿tanto les costaba dejarme pasar?

yo: viendo que tenemos preferencia… ¡sí!, ¿y a ti?, ¿tanto te costaba dejarnos pasar?

Esta conversación continuó unas líneas más, sin quedarnos claro si a este chico, estilo “Enrique Iglesias” que iba acompañado de una chica que ni abrió la boca, hay que dejarle el paso porque ha comprado todas las calles de esa ciudad, cuyo título de propiedad no nos mostró, o porque al tener un vehículo grande hay que dejarle hacer lo que se le antoja.

El final se produjo cuando mi “piloto”, cansada de escuchar tantas tonterías de su parte, me subió el cristal de la ventanilla y el incoherente chico se dio cuenta que, mientras  perdía tiempo discutiendo, el vehículo que había generado la retención ya se había marchado teniendo libre toda la senda derecha para él solito!.

Eso sí, no sé si tenía prisa o se sintió “avergonzado” ante su damisela, pero lo cierto es que salió con tal velocidad que le perdimos de vista en la primer curva!.

Conclusión:  Nunca discutas con otro conductor a menos que estés convencido de que tienes toda  la razón, no sea que quedes como un verdadero ¡¡¡gilipollas!!! en el más amplio sentido de su definición.

Pero como hoy es Júpiter, además de contarles este encuentro dominguero les voy a dejar un tema de Miguel Bosé que escuché en ese mismo viaje. Lo tienen en dos versiones, cuya diferencia son los años transcurridos entre uno y otro, para que ustedes elijan cual disfrutar.

FELIZ JUPITER!!!